Por Alejandro Fabián Fensore
Suele hablarse de hazañas épicas como San Lorenzo,
Chacabuco, Maipú, Junín y Ayacucho; pero no se le adjudica demasiada
importancia a la Batalla de Tucumán. Este enfrentamiento ganado por Belgrano, y
del que se cumplen 200 años, fue la victoria más importante de la guerra por
nuestra independencia. Si Tucumán hubiese sido una derrota patriota, el único
foco revolucionario de aquel momento que era Buenos Aires se hubiese sofocado, y
San Martín no habría podido hacer su gran campaña continental. Todo fue fruto
de una inteligente desobediencia.
El General español Pío Tristán tenía más de 3000 hombres
bien armados, y avanzó sobre las provincias del norte. Belgrano tenía un
ejército muy inferior, y retrocedía hácia el sur. Los realistas no cesaban en
la persecución y hostigamiento de la retaguardia patriota. Sin embargo, el
triunfo del combate de Las Piedras realzó los ánimos del ejército belgraniano.
Pero el gobierno del Primer Triunvirato con el Secretario Rivadavia como figura
predominante, le ordena a Belgrano retroceder hácia Córdoba para proteger lo
poco que quedaba del ejército patriótico. Belgrano sólo contaba con 700 hombres
muy mal armados, pero a la vez consideraba que retroceder, implicaba perder las
provincias del norte. Luego, con el apoyo de los tucumanos, Belgrano decide
desobedecer aquella orden de Rivadavia, que consideraba inapropiada. Con mucho
esfuerzo, logra reunir 1800 hombres para combatir al ejército realista de Tristán,
que contaba con 3000 efectivos. Belgrano quería dar batalla en los alrededores
de la ciudad de Tucumán y, en el supuesto caso que Tristán avanzara, dirigirse
hácia el centro, con una guarnición de artillería preparada. Los realistas
atacaron a Belgrano, pensando que éste se encerraría en la plaza esperando a
que llegara. Pero Belgrano los toma de sorpresa y los ataca con voluntarios
tucumanos armados con lanzas, cuchillos, puñales, lazos y boleadoras. Tristán
retrocede y huye con su ejército hácia Salta. Un dato curioso que aporta José
María Paz en sus “Memorias Póstumas”, es que Belgrano y Tristán tardaron varias
horas en saber quién había triunfado. La humareda de los cañones, el polvo que
levantaban los pisotones de los caballos, y los uniformes similares que usaban
ambos bandos alimentaron aún más la confusión. Para colmo de males, una plaga
de langostas cruzó el campo de batalla pegando contra los cuerpos de los
soldados, y lastimándolos como si fueran esquirlas. De un bando y de otro se
mataban a causa de la imposibilidad de distinguir quién era quién. Todo fue un
verdadero caos. Luego de algunas horas, Belgrano supo que había triunfado.
Después de la batalla, Belgrano fue a misa junto a todos sus
oficiales. Por la tarde se hizo una procesión que llevaba a la Virgen de
Nuestra Señora de las Mercedes al campo de batalla, pues ese día 24 de
Septiembre se festejaba su día. En un acto de fe, entrega el bastón de mando a
la virgen, nombrándola generala del ejército.
El gobierno porteño preparó una serie de homenajes a los
gloriosos vencedores. Tucumán fue la cuna de la libertad: no por casualidad se le adjudicó a la ciudad
doble representación en la Asamblea del año XIII, y luego se eligió como sede
del Congreso que declaró nuestra independencia.
La clave del triunfo de Tucumán fue la desobediencia de
Belgrano. Como decía Félix Luna en un gran trabajo, Rivadavia tenía razón al
ordenar a Belgrano retroceder y salvar un ejército diezmado y mal armado desde
el desastre de Huaqui. Rivadavia pensaba con su fría computadora mental. Pero
en los momentos decisivos hace falta intuición, olfato y tacto: estas
características no existen en una computadora. Belgrano intuyó que podía ganar
y sorprendió a todos con su victoria. En resumidas cuentas, la fe venció a la computadora.
Sin embargo, el General triunfador era muy humilde en la
gloria: “Sirvo a la patria sin otro objeto que el de verla constituída, y ese
es el premio a que aspiro. V.E tal vez ha creído que tengo un relevante mérito,
y que he sido héroe en la acción del 24. Hablando con la verdad, en ella no he
tenido más de General que mis disposiciones anteriores, y haber aprovechado el
momento de mandar avanzar, habiendo sido todo lo demás obra de mi Mayor
General, de los Jefes de División, de los oficiales, y de toda la tropa y
paisanaje, en términos que a cada uno se le puede llamar el héroe del Campo de
las Carreras de Tucumán”. Así de grande
era el gran Manuel Belgrano.
Fuentes:
-
Belgrano, Mario.”Belgrano”.Bs As.1927
-
Luna,Félix.”Historia Integral de la Argentina”.Planeta.Bs.As..1996.
-
Luna Félix. “Belgrano: entre la fe y la computadora”, en “Conflictos y Armonías
en la Historia Argentina”,pags. 51 a 53.Planeta. Bs As. 1997.
-
Luna, Félix. “Manuel Belgrano”. La Nación-Planeta.Bs As.2004.
-
Mitre, Bartolomé. “Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina”.Anaconda.
1950.
-
Paz,
José María.
“Memorias Póstumas”.(2 tomos) Emecé.2000.