Por Alejandro Fabián Fensore (Historiador)
El cruce de los Andes siempre fue estudiado como lo que es:
una gran proeza. Pero a medida que pasa el tiempo y surgen distintas
investigaciones, nos damos cada vez más cuenta de la dimensión de esta hazaña.
Cabe recordar que el cruce sanmartiniano es infinitamente superior a los cruces
históricos de Aníbal y Napoleón. Dicho esto, vale la pena recordar las
características de esta gesta.
San Martín desplegó toda su energía e inteligencia en los
preparativos del Ejército de los Andes, e inculcó una férrea disciplina. Se
levantaba al amanecer y trabajaba con tesón hasta el mediodía. Comía parado, y
su almuerzo era un puchero o un pedazo de asado, postre y mate de café. Fumaba
un cigarro y dormía una siesta sobre un cuero crudo. Luego se levantaba y
seguía trabajando hasta la medianoche. El mismo entrenaba a la tropa y
controlaba hasta los más mínimos detalles del ejército. La base del ejército
era de 850 hombres, entre los cuales había 220 granaderos. Para equipar a las
tropas pide al gobierno de Buenos Aires muchísimas cosas, al punto tal que el
titular del Directorio Pueyrredón le escribe a San Martín la siguiente misiva:
“A más de las
cuatrocientas frazadas remitidas de Córdoba van ahora quinientos ponchos, únicos que he
podido encontrar... Está dada
la orden para que le remitan a usted las 100 arrobas de charqui que me pide,
para mediados de diciembre se hará. [...] Van los despachos de los oficiales.
Van los vestuarios pedidos y muchas camisas. Si por casualidad faltasen de
Córdoba las frazadas, recurra usted al vecindario: no hay casa que no pueda
desprenderse, sin perjuicio, de una manta vieja: es menester pordiosear
cuando no hay otro remedio. Van 400 recados. Van hoy por correo, en un cajón,
los dos únicos clarines que se han encontrado. Van los 2000 sables de repuesto que me pide. Van 200 tiendas de campaña o pabellones. Y no hay más. Va el mundo. Va el demonio. Va la
carne. Y no sé yo cómo me irá con las trampas en que quedo para pagarlo todo o bien que entrando en quiebra, me
voy yo también para que usted me dé algo del charqui que le mando. ¡Y qué caray! No me vuelva a pedir
más, si no quiere recibir la noticia de que he amanecido colgado en un tirante
de la fortaleza de Buenos
Aires...”.
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Juan Martín de Pueyrredón
|
El pueblo de Cuyo da muestras de abnegación y patriotismo:
los padres ofrecen a sus hijos para soldados; las mujeres, sus joyas para
vestirlos y equiparlos con su producto. La primera en dar el ejemplo es
Remedios, la esposa de San Martín.
El Libertador lanza una proclama que dice: “ Tengo treinta
sables arrumbados en el cuartel por falta de brazos valientes que los empuñen.
El que ame a la patria y al honor, venga a tomarlos”. A los esclavos negros
libertados les decía mostrándoles unos papeles que simulaban procedente de
Chile:
-
Aquí me avisan que si los godos nos derrotan van a vender a
los negros libres como esclavos en Lima. Pero no podrán vender a los que sepan
combatir”. Y los negros se envalentonaban y ponían más empeño en los
entrenamientos.
San Martín seguía dando ejemplos de abnegación: redujo su
sueldo y el de todo el ejército a la mitad; y agrega: “Graduaré el patriotismo
por la generosidad. Desde este instante el lujo y las comodidades deben
avergonzarnos”.
Fray Luis Beltrán dirigía la maestranza, y pasaba los días y
las noches junto a las fraguas y los yunques que dirigía con sudor y fatiga. El
fabricó cañones fundiendo las campanas, puentes colgantes para atravesar los
ríos, aparejos para levantar los cañones a la altura de los montes y zorras
para transportarlos. Hizo también herraduras, chifles, bayonetas, sables,
mochilas, calzados, etc.
Las mujeres de Cuyo tejían paños y cosían. Los yacimientos
de salitre se aprovechaban para fabricar la pólvora. Todo se conseguía por la
generosidad del pueblo, o confiscando los bienes de los adeptos a los
realistas.
En un trabajo publicado por mí hace
tiempo he descripto la famosa “guerra de zapa de San Martín y su sistema de
espionaje: San Martín utilizó dos sistemas de espionaje conocidos
como el celular y el radial. El celular fue el sistema más usado para
infiltrarse en el ejército español y en los grupos políticos. El radial sólo se
usó para misiones especiales en lugares de difícil acceso., y fue exitosamente
utilizado por los agentes Juan Pablo Ramírez y Antonio Astete quienes
informaron a San Martín sobre el terreno de Chacabuco como punto clave para una
futura acción militar. El sistema celular era el más utilizado, pues los centro
de espionaje se dividieron en células y estaban localizados en casas de
patriotas chilenos que gozaban de la confianza de los españoles. La selección
de agentes se basaba en el uso de los emigrados chilenos, y muchos de ellos,
eran de alta posición social que se ofrecieron voluntariamente. Todos estaban
posicionados socialmente en el contexto chileno, lo que daba vía libre a la
infiltración. De todos los agentes secretos de San Martín se destacó el Dr.
Manuel Rodríguez, quien organizó células de espionaje y subversión, y enviaba
informes sobre el ejército español. Su actividad era tan efectiva, que los
realistas ya le habían puesto precio a su cabeza. Según Bartolomé Mitre, fue el
artífice de la insurrección popular que permitió la liberación de Chile.
Son cuantiosas las anécdotas sobre el espionaje del Padre de la Patria.
El ingeniero del Ejército de los Andes Alvarez Condarco fue comisionado por San
Martín para ir hácia Chile por el Paso de los Patos y volver por el Paso de
Uspallata. Como tenía una memoria prodigiosa, Alvarez Condarco levantó en su
cabeza un mapa de ambos pasos y luego lo dibujó delante de San Martín. Por
estos pasos, el ejército libertador llegaría a Chile par combatir en Chacabuco.
Alvarez Condarco fue por el Paso de los Patos hácia Chile con la excusa de
presentar una copia del acta de nuestra independencia al Gobernador de Chile.
Como éste la rechazaría (como ocurrió), Alvarez Condarco fue obligado a volver
a Mendoza por el Paso de Uspallata. Esta estrategia permitió al ingeniero memorizar
ambos pasos. También era novedosa la manera de enviar mensajes a los patriotas
en Chile y en Perú. Es poco conocida la anécdota del vendedor de gallinas
gordas, que llegó a la casa de un patriota chileno con un papelito que decía: "
15 de enero . Hermano S. mandó por los patos 4.000 pesos fuertes; dentro de un
mes estará con ustedes el hermano José ".
La cifra se refería a la cantidad de soldados y en el hermano
del mensaje se escondía el General José de San Martín.
Ricardo Palma narra en sus
“Tradiciones Peruanas” que había un indio de
espíritu despierto y gran partidario de los revolucionarios que sabía hacer
ollas . Se entendió con él San Martín, y el alfarero se comprometió a fabricar
una olla con doble fondo, tan bien preparada que el ojo más experto no pudiera
descubrir la trampa. El indio hacía semanalmente un viaje a Lima, conduciendo
dos mulas cargadas de platos y ollas de barro, que en su doble fondo escondía
papelitos con informaciones a los patriotas del Perú.
El agente Segovia, escribe su informe
a San Martín y nos da idea de otro método de transmisión de mensajes: “…vuestra
correspondencia ha de continuar si no por esa vía será por los aires…”. Segovia
se refería al uso de palomas mensajeras.
Por medio de sus espías, San
Martín le hacía creer lo que quería la Gobernador de Chile Marcó del Pont. El
nombrado Gobernador da cuenta de su psicosis: “...mis planes están reducidos a
continuos cambios y variaciones según ocurrencias y noticias del enemigo, cuyo
jefe en Mendoza es astuto para observar mi situación teniendo innumerables
comunicaciones y espías infiltrados alrededor de mí, y trata de
sorprenderme...”. A través de cartas escritas por agentes españoles capturados
por San Martín, o españoles que se dieron vuelta a la causa revolucionaria, Marcó
del Pont tenía un velo sobre sus ojos y no podía ver con claridad los planes de
invasión a Chile. San Martín tenía resuelta su incursión a Chile por
el centro y el norte, pero mediante el contraespionaje le hizo creer a los
realistas que llegaría por el sur, pues allí vivía la tribu de los indios
pehuenches, a quienes San Martín pidió permiso para pasar con su ejército por
sus tierras: sabía que Marcó del Pont iba a enterarse de estas tratativas,
provocando la confusión. Esta estrategia hizo que el ejército español se
dispersara por todo Chile, desconociendo el verdadero punto de invasión. De
esta manera, en Santiago de Chile sólo quedó un número menor de efectivos
españoles. Si San Martín no hubiese provocado esta maniobra, todo el ejército
español acantonado en la ciudad de Santiago hubiese sido mucho mayor en número
al ejército libertador, provocando una segura derrota patriota en Chacabuco.
Luego de estos grandes
preparativos y estrategias, todo estaba listo para el gran cruce. San Martín
reunió en su alojamiento a los jefes de los cuerpos, a quienes les hizo conocer
sus planes con un mapa delante, reservando como un secreto absoluto la fecha
del inicio de las operaciones. Antes de salir le pide instrucciones a
Pueyrredón, quien le escribe a nuestro Libertador de esta manera:
”1. La consolidación de la independencia de la América de los reyes de España, sus sucedores y metrópoli, la gloria á que aspiran en esta grande empresa las provincias unidas del sud, son los únicos móviles á que debe atribuirse el impulso de la campaña. Esta idea la manifestará el gral. ampliamente en sus proclamas, lu difundirá por medio de sus confidentes en todos los pueblos, y la propagará de todos modos. El ejército irá impresionado de los mismos principios. Se velará no se divulgue en él ninguna especie que indique saqueo, opresión, ni la menor idea de conquista, ó que se intenta conservar la posesión del pais auxiliado.
2. Para seguridad de los pertrechos de guerra, víveres y
demás artículos que se depositen en los almacenes de reserva, y para establecer
un camino ó linea permanente de comunicaciones con la provincia de Mendoza,
después de haber cruzado los Andes, construirá una fortificación de campaña en
el pueblo, caserío ó sitio más aparente, que franquee un paso sostenido á los
ulteriores auxilios que deben remitírsele.
3. La decisión ó retracción de los naturales de Chile á
proteger el ejército auxiliador, contribuirá á un cálculo arreglado sobre el
bueno ó mal éxito de la campaña. En el primer caso, las operaciones del
ejército deben ser rápidas; en el segundo, el gral. detendrá su curso, si se
considerase débil en competencia con el enemigo. Se acantonará en un lugar
fuerte, y dirigirá inmediatamente partes circunstanciados á este gobierno.
4. La mayor parte del ejército del enemigo se compone de
americanos, por consiguiente, al general tocará todo arbitrio para introducir
en ella el descontento y la división con la que proceda de España y Lima,
reduciéndola si es posible á tres partidos. El contagio de la deserción será
propagado por agentes secretos, y habrá libertad en los premios á los primeros
desertores. Al principio de campana, los soldados patricios al servicio del
enemigo serán tratados con benignidad, pero con extremada cautela.
5. La conservación de la fuerza procedente de estas
provincias será siempre la que inspire mayor confianza en la terminación feliz
de la campaña. Se evitará por lo mismo cuanto sea posible su desmembración en
pequeñas acciones. Se adoptará con preferencia la guerra de recursos, y las armas
sólo se empeñarán en los casos de absoluta necesidad, evitando todo combate
cuanto sea posible al principio de la campaña.
6. Sólo por una estrecha precisión y con ventajas muy
conocidas se aventurará una batalla con toda la fuerza del ejército, teniéndose
presente, que la incertidumbre de sus resultas, expone á una desgracia, que
origine la pérdida absoluta de la expedición.
7. Cuando las circunstancias reclamasen necesario el que se
separe alguna división, destacamento ó cuerpo de ejército á operar en otros
puntos distantes, no se contará sólo para su apoyo con el auxilio de los
naturales del reino, sea cual fuere su decisión, y sí guardará la línea de
comunicación, de modo que sea auxiliada por ta masa general en caso de ser
atacada por fuerzas superiores ó que la necesidad exija su regreso é
incorporación al ejército. Los jefes que se destinen á dichas divisiones,
deberán ser de la mayor confianza, asi para sostener y hacer guardar la debida
disciplina, como para precaver se mezclen en fomentar partidos, que perturben
el orden y tranquilidad con aspiraciones de mando que juztfuen deban
establecerse.
8. Desde luego que se entre al territorio de Chile,
procurará hacer la recluta voluntaria que pueda facilitarse, con el designio de
completar las faltas que tengan las compañías de los cuerpos del ejército, y de
reemplazar las bajas que á las mismas ocurran, continuándolas sucesivamente,
aunque aumente veinte ó treinta plazas del número señalado el pie de la
dotación de cada compañía. También se formarán compañías separadas, empleando
en ellas los oficiales propios del país que sigan la campaña, en cuyo caso
convendrá tenga cada una un oficial dependiente del ejército, y un sargento ó
cabo. Estas compañías se considerarán sueltas, agregadas á los regimientos hasta
que establecido el gobierno del país determine la organización do los cuerpos
que crea convenientes.
9. Si el general resolviese arreglar algún regimiento,
cuerpos o división de sólo gente del territorio de Chile, encargará su
dirección y mando á jefes de la más completa seguridad, con la precisa
condición de permanecer siempre dependiente de sus órdenes. No se permitirá
fuerza alguna armada libre de la misma subordinación, ni se reunirá alguna del
país tan considerable que venga á aparecer superior á la del ejército. Al
intento, según se aumente de un modo notable, se situará en diversos puntos, en
forma que se precava toda combinación peligrosa al orden, seguridad y
estabilidad del ejército.
10. El mando superior del general en jefe sobre cuantas fuerzas
constituyen el ejército, se conservará aun cuando esté erigido el gobierno
supremo del país. Las operaciones militares que en tales circunstancias hayan
de emprenderse, las combinará el citado general como conceptúe más oportuno,
con sólo sujeción á las órdenes que tenga del gobierno de su procedencia.
11. Si las consideraciones dispensadas á los primeros
prisioneros hijos del país, en conformidad á lo prevenido en el artículo 4.a,
no surtiese el efecto de distraerlos de continuar sus servicios ála inmediación
del enemigo, serán remitidos los que sucesivamente se tomen á disposición del
gobernador intendente de Mendoza bajo toda seguridad.
12. La misma dirección se dará precisamente á los que sean
españoles ó se hayan introducido en el reino al tiempo que lo verificó el
ejército del rey, sea cual fuere su origen; entendiéndose que esta medida ha de
tener efecto tanto para los prisioneros de que trata este artículo, como
paralos expresados en el antecedente, mientras no se halle decidida la suerte
de la campaña á favor de nuestras armas. Si los enemigos no dejan que temer se
depositarán los prisioneros dentro del país á diposición de su gobierno.
13. La retaguardia del ejército debe quedar siempre segura y
libre de peligros. Al efecto, el general en jefe ó sus comisionados, lomarán
prolijos informes en el territorio por donde transite el ejército, si existen
personas sospechosas, sean españoles ó patricios, de cualquier estado ó clase,
y por el más leve indicio de afección á los enemigos, serán levantados 6 transportados
á Mendoza, ó dentro del mismo país á otro punto en que no den motivos de
recelos. Si alguna de las dichas personas se reputase por espía, ó se le
descubriese una manifiesta infidencia, será castigado ejemplarmente con
sujeción al juicio de la comisión militar del ejército en campaña.
14. Cuando los enemigos, continuando su bárbara conducta en
la guerra de América, no guardaren con nuestras tropas, ó particulares de
distinguido patriotismo, el derecho de gentes y consideciones de la humanidad, se
le corresponderá con el de represalia y la retaliación consiguiente á su
manejo.
l5. Los puertos de Concepción, Valparaíso, Huasco y Coquimbo
serán un objeto de la principal atención del general desde luego que se abra la
campaña, y si no pudiese desprenderse sin riesgo de una división para ocupar
alguno ó algunos, especialmente Valparaíso, influirá de todos modos á los
habitantes de sus poblaciones y comarcas á que se insurreccionen contra los
españoles, tomando parte cn la libertad de la patria. Al instante procurará
adquirir en cada una de ellas seguros confidentes.
16. Luego que el ejército haya emprendido sus marcha* de
Mendoza, llevando cuanto debe conducir, se remitirán á este gobierno estados
que demuestren la fuerza de cada arma de que se compone, parque y demás, que
facilite un exacto conocimiento de sus dotaciones, provisiones y empleados.
17. En el curso de la campaña, además de los partes que
dirigiera el general á este gobierdo, instruyendo de las novedades que ocurran
y crea dignas del superior conocimiento, deberá cada i|uince dias comunicar la
posición que ocupa, movimientos del enemigo, y cuanto conduzca á imponer
puntualmente de la situación y circunstancias en que queda el ejército.
18. Cuando las comunicaciones contengan algunas noticias,
cuya reserva sea de reconocido interés ála suerte del ejército ó convenga por
cualquier otra causa, se valdrá para los conceptos que quiera ocultar de la
clave que se acompaña, de que quedará un ejemplar en el ministerio de la guerra
para la inteligencia consiguiente.
19. La más estrecha unión y uniformidad entre los jefes del
ejército asegurará el desempeño del más arduu servicio, y contribuirá muy
dicazmente al glorioso éxito dela campaña. El genernl dedicará su celo á tan
preferente fin, debiendo disponer prontamente de cualquiera de sus subalternos
que por su irregular conducía, carácter díscolo ó aspiraciones ambiciosas
introduzca el descontento, murmuraciones ó divisiones, haciéndolo juzgar con
arreglo á las leyes, si concibiese necesario imponer el escarmiento ron su
castigo, ó determinar por una medida económica su restitución á estas
provincias ó remisión á cualquier otro punto, dando cuenta á este gobierno de
las causas que lo hayan motivado.
20. Sijentre los desgraciados accidentes á que está expuesto
el ejército, llegase el caso desgraciado de tener que pedir capitulación, nunca
se podrá convenir por el general en jefe, ni ninguno de sus subalternos, en que
las provincias de la unión desistan de la guerra hasta conseguir su libertad,
ni en que comprenda ninguna otra alteración trascendental á la posición en que
se hallen los ejércitos en las mismas provincias.
21. Si el ejército enemigo fuese estrechado á capitular, se
le concederá la que sea más honorífica á nuestras armas, atendidas las circunstancias
que concurran, procurando, si es posible, hasta exigir se desalogen
absolutamente por las tropas de su nación las provincias del Perú hasta el
Desaguadero, como línea de demarcación que las separa de las de Lima, con
prohibición de volverlas U ocupar. El cumplimiento de cualquier tratado se
asegurará con los mejores rehenes que puedan adquirirse.
22. Queda absolutamente prohibido al general en jefe
consienta por capitulación en que las tropas españolas se retiren á Lima, con
armas ó sin ellas, y si las circunstancias del ejército reclamasen asentir á
esta proposición, se hará de un modo vago y sujeto á una decente interpretación
para no darle cumplimiento.
23. Si el enemigo no pudiendo sostenerse en el distrito de
Santiago, se retirase ála provincia de Concepción, sin que sea posible
evitarlo, se fortificarán los primeros pasos de la orilla del norte del río
Maule, para asegurar el tránsito del ejército en el momento que pueda cargar
con la fuerza unida para arrojarla de aquel territorio.
24. Si el enemigo abandonase la provincia de Coquimbo, ó
fuese rendida la fuerza que subsista en ella, se fortificarán en el acto los
desfiladeros que bajan á los valles de Santiago, así para cortar este punto de
apoyo en todo evento, como para asegurar una vía impenetrable de comunicación
durante la campaña.
25. Aunque los amagos de ataque se hagan por varios puntos
según el estado en que se encuentre el reino, la ocupación de la provincia de
la capital de Santiago será el objeto más empeñado del general. Éste combinará
sus operaciones militares con toda la amplitud de facultades.
26. El general dispondrá se levanten planos topográficos de
las provincias que ocupe el ejército, y los remitirá mensualmente al
departamento de guerra, sin perjuicio de mandar formar el general del reino con
la posible especificación y exactitud.
27. Si el ejército tuviese que empeñar algún lance
extraordinario, que reclame particulares esfuerzos de las tropas en general, ó
de alguna parte de ellas, y concibiese el general interesante al feliz logro,
animar el ardor de los que deban desempeñarlo, con el estímulo de alguna
recompensa, podrá concederles á nombre del gobierno una ó dos pagas de
gratificación. También podrá de resultas de una acción heroica ó muy alto
servicio, dispensar en el acto algún escudo ó medalla de distinción, dando
cuenta circunstanciada del particular mérito que haya arrancado esta gracia
para la aprobación y conocimiento del gobierno.
28. Si el enemigo fuese derrotado é inmediatamente que se
organice el gobierno supremo, procurará el general con la más incesante
eficacia, se lavanten y remitan sin dilación en auxilio de la causa general de
la libertad de este continente, dos regimientos de infantería con destino á
esta capital, cuya fuerza total sea cuando menos de tres mil hombres, con
calidad de no retirarla hastala presente guerra contra los españoles; debiendo
el general facilitar la creación de dicha fuerza con las compañías sueltas de
naturales del país, que se hallen agregadas á los cuerpos del ejército, y
oficiales, sargentos y cabos de las tropas de estas provincias, que
voluntariamente continuasen en dichas compañías, entendiéndose lo mismo para
con las demás del ejército de las propias clases.
29. Como el armenio y fornitura que tendrán las compañías
sueltas de que queda hecha mención en el artículo que precede, corresponderá
sin duda al ejército, deberán dejarlos al tiempo de ponerlas á disposición de
su gobierno, á no ser que esto lo pida para el uso de la fuerza auxiliar; en
cuyo caso se permitirá llevar, con precisión de abonar su importe á la
tesorería del ejército. Cuando, sin embargo de esta medida, no alcanzasen las
armas y fornituras de que pueda disponer aquel gobierno para bien armar dos
regimientos, se convendrá por el general en que le serán aquí entragadas al
comandante de dicha tropa las que necesite, siendo responsable á su costo.
30. Los fusiles, artillería, montajes, pólvora, municiones,
herramientas y demás útiles de parque que se tomasen al enemigo, pertenecen al
ejército auxiliador; pero se considerarán como propiedad de Chile, los
artículos que antes de la entrada de las tropas del rey se hallasen en sus
fortificaciones, parque y almacenes, y como tal serán entregados al gobierno
que se constituya, bajo formal inventario, á menos que se conceptúen precisos
para la continuación de la campaña.
31. A más de lo que prescribe el artículo anterior, se
entregarán gratis al gobierno que se constituya, quinientos fusiles con sus
correajes, y doscientos sables, como una liberal compensación del armamento recogido
en Mendoza á los emigrados de Chile en 1814.
32. Del resto del armamento y municiones de guerra de
cualquier clase, tomado al enemigo, no podrá enajenarse el general sin previo
aviso y consentimiento de este gobierno”.(Fragmento de las instrucciones).
Jefes
|
Tte. cnel.Ramón Freire
|
cap. José León Lemos
|
brig. Juan Gregorio Las
Heras
|
general San Martín,
brig. mayor Soler y brig.O'Higgins
|
tte. cnel. Francisco Zelada
|
|
Altura máxima
|
3.800 m, en el Planchón
|
4.500 m, en el Portillo
|
3.400 m, en el Paso Iglesia
|
5.000m, en Espinacito
|
4.200m, en Guana
|
4.100 m, en Come-Caballos
|
Objetivo
|
Maniobra de diversión sobreSan Gabriel
|
Reunirse en elValle del Aconcagua
|
y caer sobre Santiago
|
|||
Efectivos
|
100 hombres
|
155 hombres
|
1700 hombres
|
3000 hombres
|
140 hombres
|
130 hombres
|
Provincia
|
Malargüe - Mendoza
|
Mendoza
|
Mendoza
|
San Juan
|
San Juan
|
La Rioja
|
El 14 de
enero de 1817 salió la primer columna a las órdenes de Ramón Freire.
El cruce
en general fue penoso y difícil. Muchos soldados y animales morían por los
efectos de la puna o soroche; en las rutas escaseaban el agua potable y la
leña. De esta manera, se llevaba en las mulas forraje para los caballos, la
leña que hacía falta y el agua. La mayor prioridad del Libertador era llegar a
la zona de deshielo donde ríos y arroyos abastecían de agua al ejército.El
alimento para la tropa era el Charquicán (carne seca salada mezclada con
cebolla, agua caliente y grasa). La travesía debía llevarse a cabo en 20 días y
abarcaba un frente de 800 km. Se dispuso que todas las columnas cruzaran las
altas cumbres el 1ª de Febrero y que la caballería montara en mulas para
guardar los caballos para la batalla. La temperatura en la montañla descendía a
6 ª bajo cero. San Martín vestía una chaqueta forrada en su interior con pieles
de nutria y ,una capa de campaña con botones dorados, el falucho y las botas
granaderas. El General debía soportar el apunamiento y los ataques de nervios
que afectaban la úlcera, y que el dolor sólo se calmaba tomando láudano (derivado
del opio). De esta manera es falsa la imagen que vimos de San Martín cruzando
los Andes a caballo: en realidad lo hizo en mula y gran parte en camilla por
sus enfermedades.
Es
importante transcribir a continuación los números del cruce:
·
Hombres:
5424 (que incluían 3 generales, 28 jefes, 208 oficiales y 2105 granaderos).
·
Cañones
transportados: 21 (2 obuses de 6 pulgadas, 7 cañones de batalla de 4 pulgadas,
9 cañones de montaña, 2 cañones de hierro y 2 cañones de 10 onzas).
·
Promedio
de avance por día: 28 km.
·
Frente
del teatro de operaciones: 800 km.
·
Variación
de temperatura diurna: se soportó una diferencia térmica diaria
promedio de 40 °C, entre la temperatura más elevada del día (30 °C) y
la temperatura más baja de la noche (-10 °C).
En carta
al General Miller San Martín agrega:
“El ejército llevó 10.000 mulas de silla y de carga, 1.600
caballos y 700 reses, y a pesar de un cuidado indecible sólo llegaron a Chile
4.300 mulas y 511 caballos en muy mal estado, quedando el resto muerto o
inutilizado en las cordilleras”
Luego de algunas escaramuzas y pequeños combates en las
distintas columnas, el ejército traspasó los inmensos montes y estaba listo
para enfrentar a los españoles en Chacabuco.
Conclusión
Como dije anteriormente, este
cruce de los Andes es más importante que los de Aníbal y Napoleón. Para darnos
cuenta de la dimensión de lo dicho, es bueno comparar en un cuadro los cruces
de San Martín y Napoleón:
Cuadro
|
De esta manera, la hazaña llevada
a cabo por San Martín es única e incomparable en la historia universal.
Fuentes:
-
Capdevila, Arturo. “El pensamiento vivo de San
Martín”. Losada.(1950)
-
Camogli, Pablo. “Nueva historia del Cruce de los
Andes”. Aguilar (2011)
-
Favaloro, René. “¿Conoce usted a San Martín?.
Booket Planeta (2010)
-
Fensore Alejandro. “El aparato de inteligencia
del Libertador”. Manual de Informaciones Ejército Argentino.(Revista Nª 3
julio-septiembre 2013).
-
Fensore Alejandro. “El cruce de los Andes”.
Charla efectuada el 7-8-2010 en la Biblioteca Popular Domingo F Sarmiento.
-
Galvan Moreno, C. “San Martín el Libertador. Ed.
Claridad (1944)
-
Larran de Vere A. “San Martín”. Atlántida.(1959)
-
Medrano Samuel.”El Libertador José de San
Martín”. Colección Austral Espasa.(1950).
-
Mitre,Bartolomé. “Historia de San Martín y de la
Emancipación Sudamericana”.Anaconda.(1950).
-
Petriella, Dionisio.”José de San
Martín”.Oea.Academia Nacional de la Historia.(1974).
-
Quagliani,Francisco
J.”San Martín enigmático”.Fundación Ross.(2012)
Sitios web:
www.fensorehistoria.blogspot.com
(sitio web del Historiador Alejandro F Fensore.)
www.elhistoriador.com.ar
(sitio web del Historiador Felipe Pigna).
edant.clarin.com/diario/especiales/sanmartin
(sitio de San Martín)
www.sanmartiniano.gov.ar (sitio web
Instituto Nacional Sanmartiniano)