Por Alejandro Fensore(historiador)
Es necesario comprender que el liderazgo de Juan Manuel de Rosas se construyó desde la estancia. La sociedad que él formó junto a Dorrego y Terrero creó la Estancia San Martín en Cañuelas, y Los Cerrillos en Guardia del Monte, lo que significaba que el Restaurador administraba 300.000 hectáreas de extensión. Su gran habilidad y eficacia, hizo que sus primos los Anchorena le confiaran la administración de seis estancias que en total constituían 110.000 hectáreas. Rosas se convirtió de esta manera en un gran terrateniente, y además, fue uno de los iniciadores de la industria del saladerismo. En la estancia Los Cerrillos había servidumbre, soldados, emigrados, paisanos, indios amigos y presos enviados por el gobierno para trabajar en el campo. Rosas los organizó militarmente para luchar contra los ataques de los indios, y convirtió a Los Cerrillos en un fuerte. Así, Don Juan Manuel formó una importante milicia que le serviría de apoyo durante su hegemonía política. Su secreto era muy simple: conocía bien al hombre de campo, y sabía cómo tenerlo a su favor. Era preciso “tratarlos de igual a igual y vivir como ellos”. A propósito, hay una anécdota que nos da una pintura de Rosas y su habitual manejo: Juan Manuel descubre a lo lejos que un gaucho cuatrero ha enlazado un capón, con el fin de robarlo. Rosas lo rodea con varios jinetes, captura al gaucho, y se lo lleva a su estancia. Allí le pide a un mulato sirviente que lo estaquee y le dé 50 latigazos. A la hora de la cena, Rosas lo pone a comer en la misma mesa que él, y se produce el siguiente diálogo:
Rosas: - Siéntese, paisano; siéntese y coma.
Durante la comida, Rosas le pregunta al paisano sobre si está casado, cantidad de hijos, etc. Le propone ser padrino de su primer hijo, y también le ofrece vacas, ovejas, caballos, y un lugar en su campo.
Continúa el diálogo:
Rosas: - Y vamos a ser socios a medias. ¿Qué le parece?.
Paisano: - Como Usted diga, Señor.
Rosas: - Pero aquí hay que andar derecho. ¿No?.
Con los años, el gaucho cuatrero será compadre de Rosas, socio, amigo, rico, y jefe federal de gran rango. Este era el método de Rosas para hacerse admirar y respetar a la vez por su gente.
Hay otra anécdota en la cual, Rosas le prohíbe a su gauchos llevar armas blancas dentro de la estancia. Don Juan Manuel, distraído, en un día de trabajo llevaba un facón en su cintura. Un paisano le hace dar cuenta de su distracción, y Rosas le dice a sus gauchos que el mismo mayordomo de estancia que había creado la reglamentación también debía cumplirla, y por lo tanto, merecía el mismo castigo que cualquiera. Como corolario de este episodio, Rosas se hace azotar por un gaucho. Esta metodología infundía miedo, respeto y lealtad.
Se puede decir que desde 1832 a 1834, el gobierno de Buenos Aires estuvo en manos de personas excesivamente vigiladas por sus propios partidarios. Su autoridad era incontenible e iba en aumento, al igual que su riqueza, gracias a la campaña que se hizo contra los indios en el desierto. El apoyo a Rosas provenía de las masas populares, los grupos anti- Rivadavia, y los estancieros. Todo este conglomerado de fuerzas lo llevó nuevamente al poder, con facultades extraordinarias en su segundo gobierno. El gran inconveniente que tuvo que enfrentar Rosas era la presencia en el interior de caudillos como Estanislao López o Facundo Quiroga, que tenían gran ascendiente entre la gente provinciana. Don Juan Manuel sabía cómo manejarlos y frenarlos. Muchos le pedían a Rosas que organizara al país constitucionalmente, pero él consideraba que el país no estaba preparado y que las provincias debían arreglar primero sus problemas internos. De esta manera, Rosas puso al país en “stand by”, permaneciendo todo el territorio estancado en usos y costumbres coloniales. La gran amenaza del Restaurador era Quiroga, quien era el más insistente con la necesidad de organizar al país. La muerte del Tigre de los Llanos alivió a Rosas en esta cuestión( al igual que la muerte de Estanislao López), por lo cual en el interior no había rivales que le hicieran sombra. Rosas consolidó su poder en las provincias a cambio de regalos, dinero y dádivas. Nada escapaba a su omnipotente poder, y el que estuviera en su contra, era tildado de “salvaje, asqueroso unitario”, y sufría persecuciones, exilio, tortura y muerte. Según dijo José María Paz en sus memorias: “El historiador a quien quepa la tarea de narrar los hechos, se verá en conflictos para no darles la apariencia de exageraciones, y la posteridad tendrá trabajo en persuadirse de que es posible lo que nosotros hemos visto”. Rosas ejerció un paternalismo político, y asimilaba la convivencia social a las formas de vida propias de una estancia, en la que el patrón domina y protege a sus peones. Rosas hizo a un lado la educación, el progreso científico y técnico, las libertades públicas e individuales, y la organización constitucional.
El acierto de Rosas fue la defensa a ultranza de la soberanía nacional en los bloqueos efectuados por Francia e Inglaterra. A pesar de sus buenas relaciones con los británicos, no se dejó amedrentar por ellos ni por los franceses. El General San Martín lo apoyaba desde el exilio, pero no estaba de acuerdo con los métodos de terror que el Restaurador empleaba en Buenos Aires. De todas maneras, por la defensa de nuestra independencia, el libertador le donó su sable corvo en su testamento.
A pesar de desaciertos, creo que la existencia de Rosas en nuestra historia contribuyó para que más tarde el país se organizara constitucionalmente. Rosas fue un motor importante en nuestra historia.
Fuentes:
- Gálvez, Manuel. “Vida de Don Juan Manuel de Rosas”. Editorial Tor.(1958).
- Luna, Félix.”La epoca de Rosas(1829-1852). La Nación.(2003)
- Luna, Félix.”Juan Manuel de Rosas”.Planeta.(2000).
- Luna, Félix. “Breve historia de los argentinos”. Booket de Bolsillo.Planeta.(2005)
- Romero José Luis.”Breve historia de la Argentina.Huemul.(1983)
- Romero, José Luis.”Las ideas políticas en la Argentina”.Fondo de Cultura Económica.(1969)